jueves, 21 de abril de 2011

A veces...

A veces quiero ser tu sombra. A veces no quiero ni verte de lejos.
A veces quiero que me mires y no pares nunca. A veces no quiero que me tortures con tu mirada.
A veces quiero que me protejas con tus brazos. A veces no quiero que me quemes con las yemas de tus dedos.
A veces quiero que me hagas sentir única y especial. A veces no quiero ni que pienses en mí.
A veces quiero que me susurres al oído las historias más bonitas que te sepas. A veces no quiero ni que me dirijas la palabra.

A veces quiero que me quieras…

miércoles, 13 de abril de 2011

...

Él imaginó cómo sería yacer en un silencio similar al de la mayor y más polvorienta biblioteca, rendido a sueños interminables y absurdos tras unos párpados sellados, eternamente vestido con el traje de los domingos. Ninguna preocupación sobre dinero, éxito, temor, alegría, dolor, lástima, sexo o amor. Absolutamente ninguna. Sin padre, madre, novia o amante. Los muertos son huérfanos. Sin más compañía que el silencio. El final de la agonía de moverse, de la larga pesadilla de seguir carretera adelante. El cuerpo en paz, quietud y orden. La oscuridad perfecta de la muerte.

¿Cómo sería? ¿Cómo sería el fin?

domingo, 3 de abril de 2011

Comenzamos... =)

La encontró en el bosque, en su refugio secreto. En realidad no era secreto para nadie, pero todos sabían que, cuando se perdía allí, era mejor dejarla tranquila.

Junto al arroyo crecía un enorme sauce llorón donde la chica había dispuesto un montón de mantas entre sus grandes raíces. A menudo se acurrucaba en aquella especie de nido y dormía allí, bajo la luz de las estrellas, arrullada por el sonido del arroyo. Aunque cualquier cama sería más cómoda que su extraño "campamento", la chica había descubierto que se despertaba más despejada si dormía en aquel lugar.