domingo, 21 de noviembre de 2010

El viaje

Te levantas como todas las mañanas, sin ganas de ir a clase, sin ganas de esa absurda monotonía. Te pones los vaqueros más desgastados que tienes, coges algo para desayunar, algo de abrigo y te marchas para clase.

El instituto sigue igual, las mismas caras de todos los días, las mismas prácticas en el laboratorio, las mismas dietas, las mismas broncas por las mismas tonterías… nada ha cambiado desde ayer, ¿o sí?

Llegas a casa. La deliciosa comida te espera y la saboreas con gusto. Aunque sea la misma comida que la semana pasada, a ti te sabe distinta y empiezas a pensar que “algo gordo” ha pasado.

Vas a la biblioteca y allí también te encuentras a las mismas personas, anónimas pero conocidas, con la misma expresión, los mismos libros, las mismas revistas. Te dispones a estudiar los mismos apuntes, a hacer los mismos dibujos una vez más… suspiras resignada, no te queda más remedio que hacerlo.

Llegas a casa, cansada pero satisfecha por el trabajo que has hecho hoy, te preparas lo primero que se te ocurre para cenar, cenas y te encierras en tu cuarto.

Te tumbas en la cama, cierras los ojos y te dejas llevar – empieza lo bueno - piensas. Te vas poco a poco, sin prisa pero sin pausa y, cuando llega el momento que solo TÚ sabes, abres los ojos y te levantas de la cama. Sonríes – lo he vuelto a hacer – te giras hacía la cama y ves que es cierto. Sientes tus dos cuerpos, uno ahí y otro aquí… increíble. Decides que es hora de dar un paseo por la casa, a ver que encuentras.

Vas al salón y allí te encuentras con los tuyos, ni siquiera se dan cuenta de tu presencia por lo que sonríes aún más. Te asomas por la ventana, todo parece igual a como lo dejaste hace unas horas, pero tú sabes que es distinto.

De repente algo tira del hilo y sientes miedo, no sabes aún que puede pasar si el hilo se daña o ser rompe y de momento prefieres no averiguarlo. Vuelves a entrar en tu cuarto y a tumbarte de nuevo en la cama. Abres los ojos y miras a tu alrededor. Todo está IGUAL, desgraciadamente igual.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Y no es necesario decir nada más.

A nivel psicológico, la muerte pronostica un cambio en el arquetipo referenciado en el sueño. Si es el padre quien muere, en la soñadora se está efectuando un cambio importante en todo lo referente al arquetipo padre. El padre es el referente masculino de autoridad, de acción, de trabajo y obtención de dinero (energía), de protección de la familia (otras partes de la personalidad) del los peligros del exterior, exactamente como actuaría un padre. Si en la soñadora, dichas cualidades inherentes a un padre (y me refiero a su padre interior) no se han verificado en su forma de más alta virtud, es decir, si no ha sabido ejercer la autoridad consigo misma, no ha sabido ganarse el pan de la forma que ella le gustaría, o no se ha sabido proteger de los eligros del exterior (por poner un ejemplo) , el sueño le indica que se están efectuando cambios en su estructura psíquica en esos campos de actuación, y para ello, la antigua forma de padre debe morir, para que la nueva y regenerada pueda tener carta de identidad. Es una transformación siempre traumática porque ha convivido toda la vida con esa forma de actuar, pero la vida las circunstancias le fuerzan a un cambio drástico, para lo cual, las viejas costumbres deben desaparecer. Como el padre es también el símbolo de la vida espiritual, su muerte puede referirse a un cambio importante en este orden.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La busqueda de María

Pasaron tres años, María aprendió geografía y matemáticas, empezó a seguir las telenovelas, leyó en el colegio sus primeras revistas eróticas, comenzó a escribir un diario en el que hablaba de su monótona vida y de las ganas que tenía de conocer aquello que le enseñaban en clase: océano, nieve, hombres con turbante, mujeres elegantes y llenas de joyas... Pero como nadie puede vivir de deseos imposibles, sobre todo cuando la madre es costurera y el padre no para en casa, enseguida entendió que debía prestar más atención a lo que pasaba a su alrededor. Estudiaba para superarse, al mismo tiempo que buscaba a alguien con quien poder compartir sus sueños de aventuras.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Del diario de María...

Y así pasaron los años de la adolescencia de María. Se fue poniendo cada vez más atractiva, con su aire misterioso y triste, y la pretendieron muchos hombres. Salió con uno, con otro, soñó y sufrió, a pesar de la promesa que había hecho de no volver a enamorarse. En una de esas citas perdió la virginidad en el asiento trasero de un coche; ella y su novio se estaban tocando con más ardor que de costumbre, el chico se entusiasmó, y ella, cansada de ser la última virgen de su grupo de amigas, permitió que él la penetrase.

Contrariamente a la masturbación, que la llevaba al cielo, aquello sólo la dejó dolorida, con un hilo de sangre que manchó la falda y que le costó limpiar. No tuvo la sensación mágica del primer beso, las garzas volando, la puesta de sol, la música... no, no quería acordarse más de aquello.

jueves, 4 de noviembre de 2010


Y ahora sólo te queda aprender a volar.