sábado, 28 de agosto de 2010

Hipocresía.

Sí, tú también eres un hipócrita:

Porque te acuerdas de los demás sólo cuando te interesan.
Porque cuando te encuentras por la calle con alguien conocido le pones muy buena cara y luego lo apuñalas por la espalda.
Porque felicitas a tus amigos cuando una red social te lo dice.
Porque pones en tu boca la mítica frase: “a ver si nos vemos”.
Porque te mueres por conocer la vida de los demás cuando ni siquiera comprendes la tuya.
Porque cuando te dicen sí es sí aunque tú pienses que no pero por no argumentar…


Y porque no eres capaz de ver la realidad aunque la tengas a un palmo de tus narices.

viernes, 20 de agosto de 2010

En la carretera.

La oscuridad. La maldita oscuridad. A él le parecía estar enterrado vivo. Emparedado. Faltaba un siglo para el amanecer. Muchos de ellos no lo verían. Estaban todos enterrados bajo dos metros de oscuridad. Sólo faltaba la monótona salmodia del sacerdote, con su voz amortiguada pero no del todo apagada por la oscuridad que se cernía sobre aquel cortejo fúnebre. Y los presentes ni siquiera se daban cuenta de que ellos estaban allí, que estaban vivos, que estaban gritando y luchando y resistiendo en aquel ataúd de oscuridad; el aire era mohoso, se estaba volviendo ponzoñoso; la esperanza se difuminaba hasta no ser otra cosa que la propia oscuridad, y sobre todo ello, la voz acompasada del celebrante y los pies impacientes y rumorosos de los miembros del cortejo, inquietos por volver al sol del cálido mayo.. Y por último, dominándolo todo, el coro de suspiros y crujidos de los escarabajos e insectos, abriéndose paso por entre la tierra, acercándose para el festín.

miércoles, 18 de agosto de 2010

En el camino

Pensar, se dijo. El trabajo del día era pensar. La mente y el aislamiento, porque en el fondo no importaba si uno pasaba las horas con otro o no; en el fondo uno iba solo. Le parecía haber puesto tantos kilómetros en su cerebro como en sus pies. Los pensamientos seguían surgiendo y no había manera de rechazarlos. Era suficiente para que uno se preguntara que pensaría Sócrates justo después de apurar el vaso de cicuta.

lunes, 16 de agosto de 2010

Montañas

Después de subir montañas y montañas estaba muy cansada. No había tenido un descanso en su camino pese a todas las adversidades y al agotador esfuerzo que ha tenido que hacer desde que empezó a caminar.

Ahora está en la mitad de una larga y empinada montaña de la que no ve el final. Suda, tiene ampollas en los pies y en las manos pues muchas veces se tiene que ayudar de ellas para escalar. Después de todo el esfuerzo se da cuenta que puede pararse a descansar en un pequeño merendero que ha encontrado.

Se sienta y reflexiona: Sabe que le queda aun mucho camino que recorrer. Sabe que le quedan muchas más montañas que escalar, más largas y con más pendiente. Aun con todas esas certezas le asaltan dudas: ¿Merece la pena todo el esfuerzo? ¿Merecen la pena las ampollas, las llagas? ¿Merece la pena haber continuado dejando a todas las personas y objetos que se quedaron al subir la primera montaña en solitario? Para esas preguntas no tiene respuesta ninguna.
No quiere mirar atrás porque sabe que si mira y ve todo lo que dejó volverá sin ninguna duda.

Se cambia de deportivas y continúa la ascensión.

viernes, 13 de agosto de 2010

...

¿Cómo puedes dejar que te afecte? ¿Cómo puedes dejar que te arruine el día?

Te levantas por la mañana con una sonrisa en la cara y en cuanto te encuentras con ello, todo se va al traste ¿Cómo puedes consentirlo?

Tú que eres capaz de controlar el sol, la luna y todos los astros del cielo con solo desearlo.
Tú que con una sola mirada eres capaz de acobardar al más fiero de los animales.
Tú que has viajado a mundos inimaginables con solo cerrar tus ojos.
Tú que eres capaz de dominar los potentes latidos de tu corazón, la sangre que circula por tus arterias, el temblor de tus manos en los momentos más importantes de tu vida.

NO puedes tolerar que su simple presencia, su voz, su olor… te afecte, haga que el latido de tu corazón se eleve hasta límites insospechables.

Siendo lo que eres… ¿cómo puedes permitirlo?

domingo, 8 de agosto de 2010

Respirar.

Inspiras, espiras, inspiras, espiras…lo necesitas para vivir, pero, ¿sólo es respiración por simple supervivencia o es algo más?

Sales a la calle e inspiras, un olor a tierra mojada te llena por completo y sonríes “hacia mucho que no olía yo algo así”. Espiras muy lentamente y empiezas a caminar. Vagabundeas por las calles, despacio, sin prisas y sin rumbo fijo “total –piensas- tengo todos los segundos del mundo”. Giras la esquina de una calle y vuelves a inspirar, tus ojos se abren completamente de la sorpresa “olor a pan recién hecho, uno de mis preferidos “. Inspiras hondo, muy hondo hasta que tus pulmones te gritan que ya no pueden con más aire, pero no es el aire lo que quieres si no esa fragancia que tanto te embriaga y te hace llegar hasta el éxtasis en unos pocos segundos. Espiras despacio muy despacio aun disfrutando de la sensación del aroma en tus fosas nasales y necesitas volver a inspirar pero no porque tu cuerpo te pida mas oxígeno sino porque sientes que tu vida depende de volver a sentir ese olor. Inspiras de nuevo pero ya no lo sientes, has seguido caminando y te has alejado del olor sin darte cuenta. Te decepcionas y espiras.

Continúas caminando y continúas inspirando y espirando, cientos de sensaciones llegan a tu cuerpo con cada inspiración.
Inspirar ha dejado de ser una acción involuntaria para capturar el oxigeno que necesitan tus células.

sábado, 7 de agosto de 2010

Castillos...

Otro de Laura Gallego que define estupendamente lo que somos.

Se encontró de pronto en un espacio oscuro. Miró a su alrededor, asustada, pero la oscuridad era solo aparente. Pronto, todo se fue aclarando en torno a ella.
Se sintió abrumada ante lo que vio. Se hallaba en un mundo lleno de imágenes, de sonidos, de palabras... amplio y rico, inmenso y, pese a todo, cuidadosamente ordenado. Victoria se quedó donde estaba, maravillada. Centró su atención en la imagen más cercana y tiró de ella, y salió un retazo de recuerdo completo.

[…]

Comprendió que estaba en el nivel más superficial de la conciencia de Christian, por lo que trató de moverse en aquel espacio. Lo consiguió con solo desearlo.
Durante un tiempo, no habría sabido decir cuánto, vagó por la mente de Christian, y entendió lo que había querido decir él al compararla con un castillo. No eran solo recuerdos lo que almacenaba allí, sino ideas, pensamientos, razonamientos... algunos tan complejos que a Victoria le costaba seguirlos. Todo estaba tan ordenado que a priori parecía sencillo moverse por allí; y, sin embargo, era tan enorme que daba la sensación de no terminarse nunca.

[…]

Se preguntó entonces qué estaría encontrando el shek en su mente, y por un momento tuvo miedo de que él no viera nada grande ni hermoso en ella, sino... algo sencillo y pequeño, como una choza, como decía él. Ante aquel pensamiento, algo tiró de ella, y comprendió que, si deseaba regresar, lo haría de inmediato, por lo que se esforzó en pensar en otra cosa, y siguió recorriendo las galerías de la conciencia de Christian, perdiéndose en el inmenso entramado de su mente.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Elementos

Cada uno de nosotros podemos ser un elemento de la tabla periódica. Los más simples serán como el hidrógeno, los más complejos como esos elementos de nombre raro que se crean en los laboratorios. Pero, ¿qué pasa cuando se crea un elemento nuevo? Ese elemento es altamente inestable y se desintegra en décimas de segundo. Lo mismo pasa con las personas. Cuando una persona se crea o se convierte en un elemento más complejo es altamente inestable. A la menor explota y se desintegra y lo peor de todo es que se lleva todo lo que encuentra a su alrededor. Por eso los científicos deben tener mucho cuidado a la hora de manipularlas, a la hora de estar con ellas pues pueden sufrir un accidente no deseado.

Los hidrógenos son muy estables pero penosamente simples. Los nuevos elementos son totalmente inestables pero tan complejos que maravillan a cualquiera.