miércoles, 18 de agosto de 2010

En el camino

Pensar, se dijo. El trabajo del día era pensar. La mente y el aislamiento, porque en el fondo no importaba si uno pasaba las horas con otro o no; en el fondo uno iba solo. Le parecía haber puesto tantos kilómetros en su cerebro como en sus pies. Los pensamientos seguían surgiendo y no había manera de rechazarlos. Era suficiente para que uno se preguntara que pensaría Sócrates justo después de apurar el vaso de cicuta.

1 comentario:

  1. Aisss pekeña krusty, sabes de sobra que pensar es malo, deberias dejar de hacerlo. XD
    Bueno, pensar esta bien. Lo malo es pensar demasiado. No merece la pena pasarse días y días pensando en lo mismo. Nada merece tanto la pena.

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