miércoles, 28 de julio de 2010

Castillos, palacios y chozas

Este es repetido, pero me gusta tanto que merece la pena ponerlo por aquí.



En una ciudad corriente de la Edad Media había un castillo, generalmente el del rey, alzándose sobre una colina controlándolo todo. También había un palacio, o varios según fuera de rico el pueblo. Los palacios eran grandes y bonitos pero nunca llegaban al nivel del castillo. Solían estar mezclados entre las chozas pero siempre tenían mejores muros y mejores habitaciones. Las chozas eran muy numerosas pues casi todo el pueblo vivía en ellas.

Ahora sigue habiendo también castillos, palacios y chozas. No se diferencian mucho de los edificios que había en la Edad Media.

Quizá en una ciudad normal de la actualidad hay dos o tres castillos grandes, inescrutables. Solo podrán acceder a él los elegidos, los que el dueño de ese espectacular castillo quiera. Las personas que los poseen son fuertes como sus muros, inviolables como sus murallas, solitarios pero, aun así, maravillosos. Un gran castillo maravilla a cualquiera, ¿no? Probablemente posean pasadizos secretos que nadie llegará a conocer en su totalidad. Solamente el dueño sabe de la existencia de todos ellos.

Además de los castillos también habrá gente que posea un palacio. Mucho más pequeño que un castillo, no tan inescrutable aunque también tiene sus defensas, no tan solitario pues se mezcla entre las chozas del pueblo aunque siempre tienen un pequeño jardín que los separa del resto de la ciudad. Un jardín donde se respira paz y tranquilidad lo ideal para que una noble pase sus noches de verano. Un palacio también maravilla aunque menos que un castillo. Suele tener pasadizos subterráneos que lo comunica con el castillo, pero eso solamente lo saben los dueños de ambos edificios.

Y por último las personas que poseen chozas. Casitas pequeñas y numerosas. No están separadas del resto. De una sola habitación y con malos materiales de construcción se suelen caer a menudo. Éstos no poseen murallas, ni jardín, ni pasadizos. Son los edificios más simples que encontrarás en una ciudad.
A mí me fascinan los castillos, me encanta vivir en mi palacio y disfruto observando las chozas.

lunes, 26 de julio de 2010

Palacios...

Siempre le había parecido que la conciencia de la muchacha era simple, sencilla, porque era fácil ver todo lo que pensaba. Ahora que estaba dentro se daba cuenta de que era mucho más compleja de lo que había supuesto. Lo que ocurría era, sencillamente, que los niveles de su mente eran tan luminosos y transparentes que podía contemplarlos todos a la vez. Así, si la mente humana era una choza y la de Christian, un castillo, la mente de Victoria era como un bellísimo palacio de cristal, muy pequeño en comparación con su propia mente, pero puro y diáfano. Y todos los recovecos de su conciencia mostraban un delicado entramado de pensamientos, sutil como la luz de las lunas, brillante como una gema irisada.

No se quedó mucho tiempo allí, sin embargo. No quería perturbar con su presencia aquel lugar secreto, que le pertenecía solamente a ella. Christian siguió explorando la mente de la muchacha, admirando los arcos cristalinos que sostenían su conciencia. Y entonces entendió por qué le parecía tan hermoso.

La mente de Victoria era delicada y transparente, como el cristal... como el hielo.

sábado, 24 de julio de 2010

Vidas

Contemplaron la vista mientras Caris contenía la respiración. Todo Kingsbridge se extendía a sus pies, de norte a oeste: la calle principal, la zona comercial, el río y la isla donde se encontraba el hospital. El humo salía de cientos de chimeneas. Personas en miniatura se movían apresuradas por las calles, a pie, a caballo o en carro, con bolsas de herramientas, enormes cestas con alimentos o pesados sacos; eran hombres, mujeres y niños, gordos y delgados, vestidos con harapos o bien abrigados con caros ropajes, la mayoría de color verde o marrón, pero con destellos de azul eléctrico y escarlata. Esa visión maravilló a Caris. Cada individuo tenía una vida distinta, todas ellas ricas y completas, con dramas en el pasado y retos de futuro, recuerdos felices y penas secretas, y una multitud de amigos, enemigos y seres queridos.

jueves, 22 de julio de 2010

La linea.

Siempre le había gustado caminar por los bordillos que delimitan los jardines con los paseos de su parque preferido. Se imaginaba entre el bien y el mal, entre la salvación y la perdición, entre dos países completamente distintos. Extendía los brazos para mantener el equilibrio y nunca caía a ninguno de los dos lados.

Ahora que ya es mayor, aun camina por esos bordillos pero no desgasta sus zapatos ni tiene que levantar los brazos para mantener el equilibrio, pero la línea sigue estando ahí, separando el bien del mal, lo que debe hacer de sus corazonadas…Ha llegado el momento de dejarse caer hacia alguno de los dos lados pues el bordillo se termina pero no sabe si quiere caminar por la suave y fresca hierba o por el pétreo y ardiente paseo.

miércoles, 21 de julio de 2010

La reconstrucción

Y, una vez más, allí estaba ella. Sentada en aquel suelo de piedra desgastado que tanto conocía. Apoyó la espalda en la pared y descansó. Estaba sudorosa, magullada y muy sucia. Había comenzado la reconstrucción de su nueva vida totalmente sola y le estaba costando mucho esfuerzo pero sabía que al final merecería la pena. Miró hacia arriba y vio los cimientos de lo que sería su nueva vida, su nuevo palacete. No podía descansar. No había descansos. Los descansos son sólo para los débiles. Sabía que tenía que levantarse y seguir construyendo su vida pero, en parte, no quería. No quería alejarse de su gran refugio que había construido con ayuda. Ese refugio en el que tantas horas había pasado…esa vida compartida…2 vidas.

Se echa un jarro de agua fría en la cabeza, eso la refresca y calma sus ansias. Sabe que el antiguo refugio compartido siempre estará abierto para cuando ella quiera volver.

Se levanta y continúa la reconstrucción.