martes, 16 de febrero de 2010

La prueba de la muñeca

Erase otra vez nuestra muñeca. Después de unos meses de vagar por los oscuros rincones de su mente y su refugio. Después de verse en un pozo sin fondo, completamente olvidada e inmensamente sola, tomó una decisión: se vincularía solo a una niña mas. –Como prueba- se dijo- para ver si todas son iguales.
No quiso precipitarse y buscó a la niña con cuidado, observándola muy bien. Y la encontró: encontró a una niña que se preocupaba de sus amiguitas. En el colegio lo compartía todo, en el parque siempre jugaba a los juegos que querían las demás aunque ella daba su opinión sobre las reglas que se imponían. –Esa. Esa es la niña que me dará la luz- se dijo la muñeca. As que, simplemente, dejó que la niña la viera. Y la vio. A la niña le encantó encontrarse con la muñeca entre unos arbustos del parque donde siempre jugaba y se la llevó a su casa. La lavó con mimo y cuidado, la remendó y le cosió uno de los botones de su chaqueta. La muñeca se empezó a sentir a gusto con la niña y la niña con la muñeca.
La niña lo compartía todo con la muñeca: risas, lágrimas, lecciones... como con la primera niña. Pero la muñeca tenía sus reservas y cada día se recordaba que solo era una prueba.
Y así pasaron los meses y llegó la Navidad. La niña recibió como regalo una muñeca nueva, con vestidos de colores, sin remendar y con una bonita sonrisa. A la niña le encantó su regalo y sin ninguna razón dejó a su vieja muñeca de nuevo en la cama, como la primera niña, pero esta vez la muñeca no se había vinculado demasiado a la niña. No dolía estar en la cama, no había lágrimas, no había ningún tipo de emoción. Sin esperar muchos días, la muñeca escapó de la casa de la niña.
Con esa pequeña prueba descubrió que todas las niñas son así. Se encariñan de una muñeca le dan todo pero en cuanto aparece en su vida otra muñeca mejor, más cara y más bonita dejan en el olvido a la primera no recuerdan los buenos momentos que han pasado juntas y ni si quiera la echan de menos.
La muñeca continuó su camino, ella sola, con la cabeza muy alta, ya sin sentir dolor por las pérdidas, sin sentir emoción por si alguna niña se le cruza en su camino porque sabe que nunca se volverá a vincular a ninguna niña, sabe que después de todo lo sufrido nunca volverá a sentir emoción alguna. La muñeca, simplemente, fue una muñeca de trapo.

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