jueves, 25 de marzo de 2010

Largas tardes de primavera.

Allí, sentadas ante aquella mesa pasaban las largas tardes de primavera. Solamente se escuchaba el rasgar de sus plumas sobre aquellos manoseados y amarillentos papeles.

Allí, sentadas ante aquella mesa reían. Reían por cualquier cosa, por una simple mirada, por un pequeño acto. Así pasaban las largas tardes de primavera.

Allí, sentadas ante aquella mesa sufrían. Sufrían por el rápido paso del tiempo. Por aquel día en el que darían el fruto de aquellas largas tardes de primavera.

Allí, sentadas ante aquella mesa se sucedían pequeños retazos de felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario