martes, 8 de marzo de 2011

Saber...

Saber o no saber esa es la cuestión.

No. No estoy emulando a Shakespeare. Saber o no saber es una de las decisiones que tomamos diariamente.

Por un lado está no saber. No saber es la opción más cobarde pero la más fácil y la que más utilizamos todos los días. “Ojos que no ven, corazón que no siente” pensamos. Y en el fondo sabemos que es así. Si no sabemos cosas que no queremos saber seremos más felices. Pero felices en nuestra ignorancia. ¿De verdad es eso felicidad? No lo sabrás nunca porque has seguido el camino del “no conocimiento”.

Y por otro lado está el saber. Saber es la opción más dura, con la que más palos te vas a llevar, la que más duele, la más difícil y la que casi nunca escogemos. Con esta opción vamos a poder conocer muchos secretos, muchas “cositas” de la gente que nos rodea. Pero la pregunta que todos nos hacemos es si merece la pena. ¿Merece la pena saber todas esas cosas cuando la mayoría nos van a doler? ¿Merece la pena conocer secretos sabiendo que nos van a hacer daño? Es un riesgo que hay que correr. Para poder saber, poder conocer hay que cerrar el corazón detrás de unas murallas que el conocimiento no sea capaz de tirar. Cerrar el corazón al dolor.

Ni soy Shakespeare, ni soy Descartes… sólo quiero ser un corazón completamente blindado, sin dolor.

1 comentario:

  1. Jamás conseguiremos eso... de una manera o de otra todo nos afecta, y siempre lo hará =(

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